sábado, 17 de marzo de 2018

paroxismo

intruso que me saca todo el calor
con la palma de la mano            ante
la felicidad de vaivén                 ante
el trabajo           el logro             el al fin

desfallecidos intentos dejándome
los huesos pelados           el interior al aire
éste paroxismo brutal        en el preciso instante

¿qué llanto llenará primero el recipiente de la vida?
¿el del veneno o el realizado?
hasta devenir en fuego fatuo
para el fantasmal paso sobre la tierra

¿por qué sitios caminará mi futuro
y el de todos?                         espesos bocados
que empastan nuestras salivas

altivas o sencillas golpearán
de frente al piso
quien nos recogerá en los brazos
del arrepentimiento 

ecocidio

sobre mi mano extendida han sembrado calaveras
descarnados cráneos                   nuestros
se nos ha esparcido una nube dentada
que mastica nuestro interior

dos puños acuñados al cuello seco
la vida se está secando
el viento empalidecido por éstos tiempos
sonoriza la idiosincrasia

llaga que endulzará uniendo a los buenos
quienes golpearán la puerta de los adormeceres
a éste país grande como temblor de parto

ya no habrá manto envenenado que cubra al mundo
sólo calor de sol moderno
almas que palpiten la madrugada
para equilibrarnos los cuerpos         sernos todo           

abrir la ceguera            desanudarnos las piernas
hasta cambiarnos los labios
para gritar con la boca del amor

viernes, 9 de marzo de 2018

bárbaros

me besás la panza de madre tristeza         gorda tristeza
me besás la araña que camina amenazante
contra mi corazón

besás tu bracito inconcluso dentro de mi
sometido por los bárbaros agrotóxicos
que simulan bombardeos atroces catástrofes 
somos Chernobyl     Hiroshima    Siria         miles
el mismo pueblo invadido de siempre

el invasor nos navega la sangre
el aliento             el adentro y el afuera
abarca los años            la avaricia
suma billetes          polvorientos cuerpos

avarientos que comen nuestras extremidades
falsas deidades que no abarcan la realidad
aplastan aplastan                    se aplastan

plasta que nos va cubriendo      ahogando
antes y después de la muerte     suelo asfixiado

el intruso camina silente con su manto blanco
blanco de él               certero blanco para sus garras
y vos ahí pedacito mío
muriéndonos a la par 

martes, 6 de marzo de 2018

intoxicado

camaleón herido que desangra colores
flores transparentes           transparencias de niños
abandonados en mi pecho
como un sembradío sano en la palma

vano
así te veo luego del riego pálido
de los inmundos          sin mundo        arrogantes guantes
que no quieren tocar siquiera emociones derramadas
como protestas en sus puertas

controladores controlados por el vil metal
ojo que no ve            bolsillo que siente
inhalación ignorada que les comerá los adentro
piel hirviente        poros cegados
¿a quién iremos a buscar para empujarlo a gritos?

por nuestra voz envenenada
saldrá la justicia

amorfo

con la mitad cuajada
con los ojos viendo lo que escucho
de tanto abolirme las pestañas
las palabritas del vivir         las alitas del morir

apego mi suerte a la suerte             con mi espejo dividido
asido a la incertidumbre de vivenciar aún más
de cuchichearle al aliento agrio del glifosato
que dejó mis sueños amorfos mi cuerpo corrugado

apalabro a la muerte           depositando mi saliva en la puerta
de los sembradores de los agónicos del oro
del brillo mentiroso                     escombros del futuro

esparzo las pelusitas de mi piel
sobre el sustento moribundo
como regando para que vean para que sientan
entiendan            ante la sordera del "no te metás"

a la larga su voz también será alarido
ante la desesperación

¿el día después?

¿qué pensaré el día siguiente a mi último día?
¿veré mi cuerpo disolver sus jugos?
¿desde qué angulo? ¿impartiré mis ideas ya solitarias?
¿ya cuajo echado sobre el fin? ¿ya esencia?
¿mordiendo los pedazos invisibles de mi alma?

¿quién rescatará mis uñas enganchadas?
¿mi pelo sin sustento? ¿qué ser?
¿qué aire indómito? ¿qué vómito?
¿claustro? ¿libertad?

¿pasearé paz? ¿paz haré?
¿conoceré la inconsciencia? ¿la bienaventuranza?
¿el hipócrita sonido de la eternidad?

¿llegará el intruso dos metros hacia abajo?
¿las puteadas? ¿los rencores?
¿las pulverizaciones?

¿se nutrirá de mi el alimento envenenado?
¿qué cuerpo invadirá mi pulso?
¿la consabida escupida de la sangre?
¿las idas y vueltas dentro de una mujer?

¿dónde pueblará mi pueblo? ¿acaecido por los malditos?
¿en ninguna parte? ¿en parte de todo?
¿quizás las noches me permitan vagar solitario?
¿saber de los míos? ¿de los que sé? ¿si nunca poseí nada?

¿más efímero que todo lo que tengo?
¿paz haré?

danza

el silencio del mundo quiere penetrarlos
han planeado y extendido la pálida mortaja
los entreveros que palpitan                dejándolos asueñados
con la primera aplicación

corren los inocentes entre vacas y cerdos
cuidándose del animal que trasciende
las melgas boquiabiertas                   tristes vencidas

entre el pajonal las ramitas azotándolos 
la avioneta da su tercer vuelta
aniquila todo con su propia panza
se riega el cáncer           asola el campo grande
la chacra pequeña y toda vida feliz 

no se lo puede extraer             ya está derribando
una opresión más entre tantas              el oprobio
la bestialidad que disemina las distancias
abarca           aparta       sucia parca que se echa a todos

ese todo mayor           sin sueños para el resto
sólo monedas mellando la frente del pueblo
el origen de la raíz cuajada
expulsa cada una de las esperanzas
danza                 avanza

dejando las carnes polvorientas contra el suelo

yarará

recuerdo cómo describías los calores
la quemazón de los bidones             esos blancos contenidos de la muerte
la dosis mortaja que te cubría el ser
antes de pasar al interior de la sombra
a la panza tibia de la noche espeluznante              crítica
cítrica poción para el lento inicio del fin 

¿te acordás? cuando el patrón te pintaba un traje de billetes
frente a tu aladar                      densa plata
escupida por la yarará de sus bolsillos

ni a él le alcanzará el tiempo para darse cuenta
que la muerte boquea en la tranquera de sus últimos días

tranquea abarrotando sus semilladas manos
sus frutas brillantes en el pecho
lecho piedra                 impúdica
coraza de avión que resplandece
fusilando al porvenir

naciendo

 hay ahí una eternidad un sendero donde me paro y mis manos son íntimas placebo de sus pieles voces de mi intelecto a quién acudo de vez en ...