jueves, 18 de enero de 2018

la doña

apestado por el dedo vulgar      que me tapa la realidad
muero hacia el blanco de esta base
hablase usté de dignidad     faltaría más

si yo pisé las almendras tiernas de esa dermis obsequiada
libre a mi        voraz       escueta y larga
dicotomía entre dos cuerpos

hasta que fui - un día en que limé los vinos de la felicidad - debilitándome
las manos              la mirada

brotaron nenúfares de mi llanto
y hasta olvidé sacar los violines de su risa
escorias dulces            perfeccionadas apariencias               besos ajenos

ey sueños             dueños de mi
cabalga un astrolabio mi sustento
un trópico naciente       sobre el cráneo mordisqueado

cielo éter espacio          que limita mi abstracción
mi más allá no tan lejano
o sea - hasta donde puedo ir 
es aquí a la vuelta -
dejarme llevar tiene sus trabas
vivir a contrapelo       pujar sin fuerza

habítome la sangre       a fuerza de herviduras                  de virulentas tomas de coraje
herrajes de éstas manos que han rasgado los suelos

hasta que vino la doña poesía a salvarme el alma
a destaparme las fosas del mañana
que abre los ojos el sol o su ave
de bienaventurar
las últimas utopías


jueves, 11 de enero de 2018

pesar

hoy no puedo               no
habitar las grutas de mi pesar
acompasando las fuerzas de las palabras

esas - a este punto - blancas con labios morados
frío                       que me arranca los costales
la frente                el por detrás

hay palpitaciones debajo de mi ceño
ese duro fruto oseo que
modera sus lamidas una tras otra

clepsidra desaforada             que no admite
una injusticia                        un caudal atroz
un desamor

aquí donde nadie ve                habita un estertor
acunado por los días                un pretencioso irrevocable
que palpa la tangente de la felicidad

algazara trunca                    cabalgadora de la esperanza
aguada                                 casi disuelta en la nostalgia de un quizás

he venido hasta aquí            peleando a diente y empellón
la sordera cauta sobre la indiferencia que me apremia

cuánto tendré que esperar para mi rendición
                                         para mi redención
amparado en los cómo de la necedad
soberbio o humilde               acompañado o solo

elixir espeso            vinagroso en la traquea
apego que no despega
se abroja         sujeta la jeta          dentado
cúmulo que no desafiebra no desafila
ni desafía             presiona      ahoga

se canaliza por las varas de la sangre
a través de telarañas de los músculos
no es roja            mucho menos azul            ni dorada
alada densa gorda hirviente

inunda las papilas            sorbe           sorbe
apela a cada bronca         ronca           se exaspera

ahora me alejo                  no voy a escupir aquí
desgranar             esparcir las partículas amargas
de mis blasfemias


naciendo

 hay ahí una eternidad un sendero donde me paro y mis manos son íntimas placebo de sus pieles voces de mi intelecto a quién acudo de vez en ...