martes, 21 de marzo de 2017

hacia el vacío

atravieso esta arboleda        donde las hojas caducas
caducan mi pensar               frente a este abandono
a este crujir de pies solitarios

a partir de hoy mis ojos de basural
dejarán de rebotar en el cielo de la delicia
será el infortunio encarcelado para siempre
los caballos adolescentes de impura sangre cabalgarán el asfalto

una abeja propolizó mi boca alardeante
mi sonrisa que buscaba ser eterna

a este punto         se sentará el amor ante la muerte de los tiempos
en la caricia efímera de la dicha
que me ven apagar la luz antes de salir
hacia el vacío que me abre las puertas

escombros

al final                  quedaron escombros
la compasión con la cabeza en la mano
amor tullido         pequeño como el sol a simple vista

se vencieron los alambres    el rigor de las palabras
los temblores             los ascensores precoces
los descensores                     lo húmedo

no hay milésimas para la felicidad
ni arrogancia libertina
aún cuando los sabores se clonaron

esta vez organizamos los ejemplos
plegamos los pliegues         encorchamos las botellas
las bocas fértiles         los alientos

ya no hay cursos ni recursos
regresaron los vigías a la frontera
los fantasmas a los miedos           la perfección al precipicio

a esta lluvia ácida que me come los sentidos

lunes, 13 de marzo de 2017

tálamo

me mate el alimento que los cobardes desparraman
ante su frente yoísta    
contra estos chuecos zapatos       de andar lejanías

cirujeando en la noche      donde trastabillan los vespertinos
los hijos escabrosos de lo pragmático

así           sumergido en el qué será
mecido en la cerrazón rescato lo inmemorial de este vagar

un ancla en la espalda ralentiza mi tiempo
los mundos que anidan detrás de mi rostro
el que no conoceré al día siguiente de mi muerte
y la hoz creciente de la luna que me cantará los versos

es tálamo la nocturnidad del por Dios cero
como es tálamo marmóreo el final de todo quién

qué día me dejará ver la luz
de sus veinticuatro horas

naciendo

 hay ahí una eternidad un sendero donde me paro y mis manos son íntimas placebo de sus pieles voces de mi intelecto a quién acudo de vez en ...