jueves, 18 de febrero de 2016

tu perro loco

tu perro loco
extasiado
en los inicios del camino

junto al inconsciente
la consciencia lo examina

tu perro loco
en las orillas de tus sueños
en el rincón de los sentimientos

exiguo dominante
de tu cuerpo perlado

tu perro loco
descerebrado detrás de tu cabello

mordisquea mi corazón
vestido de anhelo

mariposas en la playa

en mis alas muertas
en los poros de la piedra

corona blanca
en el cielo de estrellas escondidas

capturar el silbido invisible
para adormecer
a un cormorán extraviado

es que este poema
es una excavación en la arena
donde se llega de inmediato
al agua en que se ahogan las palabras

no he de cifrar los grados de mi piel
o la salinidad de mi frente

donde las mariposas anidan
matándome
de belleza

cangrejo

una a una
recoger las frutas doradas
de los árboles caminantes

ser engendro de ayer y de hoy
convertido en cangrejo

siempre es necesario
caminar de espaldas
para avanzar

ser un ser
con traje de intuición
puliendo el acero del viento
que convertirá la ola
en borrador de castillos

coleccionista de infancias
que sabe
que el futuro es hoy

siempre hurgando
indagando en el sitio
en que la vida olvidó las palabras

buscando en cada poste las marcas
los llamados del amor

los pasacalles deshilachados
en intentos vanos
desgajados por el peso de los sentidos

¿ en qué parte de este cuerpo
excavar para extraer lo mejor de mi?

¿ cómo tomar el sentido común
y exprimirlo hasta obtener su más espesa sencillez?

he de nadar en este mar
que escupe ortodoxia
por doquier

en la ventana de los sauces

abandonar al silencio
sin esperar la palabra
que me invade con zozobra

frente a la ventana de los sauces
me presiona el cuello
la sombra enceguecida de los versos

como un cachetazo de las olas
como el silbido sórdido del mar

va ganando
tímida
esta piel carcomida por el sol

estepas de voces
trepan mi incertidumbre

¿cómo he de sanar
mi consciencia?

resurrección

tomaré tu piel sin alma
en ese día
en que lluevan los miedos

tan cerca de la luz que te deshabita
sin poder obligarla a volver
al lugar en que te hacía sonreír y blasfemar

en es instante
es que quisiera tener a mano
todos los poderes de mi existencia
y con puñales helados
reincorporar tu espíritu
tus delgados pasos en mi lecho

esa astilla envenenada
se pudrirá en mi costado
como el aire de paz que me espabila

los relojes escupirán las horas
manchándonos de pormenores
en la cortina del inconsciente

hasta los perros llorarán
los días pasados

aguardando
que resucite el tiempo

ángel

perplejo
ante los borbotones amorosos del mar
en la piedra

mi mente acumula candores
lechos incipientes

soy pie hundido en la arena
medusa moribunda
ante los festejos del atardecer

albatroz voraz
risueña gaviota

la música de la inmensidad
se precipita hacia mi

ángel
de alas muertas

naciendo

 hay ahí una eternidad un sendero donde me paro y mis manos son íntimas placebo de sus pieles voces de mi intelecto a quién acudo de vez en ...