martes, 15 de septiembre de 2015

Tragapetroleos

las balas no cesarán
así detengan la guerra

dan ganas de tragarse todas las aguas
de ese mar
que vomita inocentes a cada ola

los golpes son más bajos
año a año
en que se trata de llegar a la frontera

no sé cómo salpicar con mi tinta
hasta allí
para que llegue como una caricia
o un abrazo
o quizás un refugio

una piedra que rompa 
esos cristales instalados en medio de campos
que son tan míos
tan de ellos
y de todos

para que los perros
no sean más comparados 
con los tiranos

ambiciosos
con mangueras de petroleo 
instaladas en sus bocas

envueltos en billetes

deberíamos sembrarlos
para que madure
de una vez por todas
nuestra felicidad

Volver en si

entre corridas
escaleras    andamios
y pendientes

los niños ingresan a las escuelas
con risas      gritos    empujones

trayendo a cuestas las mochilas de sus padres

esos hombres que se amuchan
en la puerta de un edificio
aguardando que un romántico de antaño
ceda el paso a dos mujeres
y un viejo

cuando no se encuentra un escondrijo
uno flota

revuelve en el cuerpo moribundo
de la abstracción

tratando de hacerse invisible
detrás de anteojos espejados
y ropita coqueta

respiramos entre cortado
mientras nos come el tiempo con sus dientes filosos

y en esta pérdida de la realidad
la algarabía nos besa en la boca
y huye
como una guerrilla enamorada

hasta que volvemos en sí
sobre un colectivo
y la voz talante de un pasajero
nos dice: "¿baja?"

Los hijos de Kipling

cómo meterme en la piel del incapaz
si lo soy más aún?

incapaz de soportar
de sostener un amor tan penetrante

si no puedo
arrancar el pétalo de una flor
que pide socorro

así es el disparo de mi impotencia

es una expulsión del intelecto
donde mi corto cerebro no quiere albergarla

es tal
el sórdido atardecer en mis sienes
en mis uñas que comienzan a alargarse

que en mi espalda
los músculos son de piedra

pero sé que no soy el único

el mundo está lleno de impostores
como los hijos de Kipling

éxito
fracaso

encorazados y despiadados
que ríen sin corazón

viernes, 11 de septiembre de 2015

Los paraguas de papel

las gotas del mundo
traspasan los paraguas de papel

y mi cabeza es una ramificación
de rayos y relámpagos hacia el cielo

las lluvias golpean mi techo

así entro en trance
en ese éxodo de la conciencia
que me levita como una pluma
en la lengua invisible del viento

no hay realidad más fuerte que la locura
que ese frenético escape
hacia la libertad

ese vagar en un éter cromático
ese escupir el corazón convulsionado
para sanar a cada uno que lo necesite

o sea a todos
a los escapados de la existencia
a los que colgamos de la tormenta
como un rayo            un relámpago

a los que somos lluvia

Flor

porque tallar tu nombre en un pupitre
era como sobrepasar los niveles de amor
que posee un corazón

en cada clavo
en el marco de una foto
quedó el veneno de nuestros días

los granos de café
decoraron la casa con su aroma

en ese ir y venir de lo cotidiano

en ese arrojar la vida
no sé hacia donde

los días de felicidad y los no tanto

somos liebres rodando
desde lo alto de una montaña

que encontrarán su final
convertidos en una flor

naciendo

 hay ahí una eternidad un sendero donde me paro y mis manos son íntimas placebo de sus pieles voces de mi intelecto a quién acudo de vez en ...