Me indigno en la respuesta pobre que dicta
“debe ser un chico de la calle” como si la vía tuviera úteros
empedrados entre los durmientes.
“debe ser un chico de la calle” como si la vía tuviera úteros
empedrados entre los durmientes.
Maximiliano Costa Martínez
una flor en la esquina del descanso
un cepillo enjabonado
y su escurridor de lágrimas
ahí está
sorteando instantes
porque quizás
alguno será el último
hasta que la noche
abra sus inmensos ojos
para llevarlo en brazos
a su cuna gigante de flores en la plaza
las que día a día se embellecen
gracias a su calor
a su injusta niñez
sueña con padres
solo en sueños
solloza dormido
ama dormido
un amor exhausto
y su semáforo
con el amarillo intermitente
le acaricia el pelo
hasta que el sol entibie la mañana
para convertirse de nuevo en hombre
limpiándole parabrisas a la ignorancia
pidiéndole moneditas al desconsuelo
aguardando que hoy
o mañana
o pasado
sus pequeñas manos
se llenen de cielo